Cuando «natural» no es tan natural…
Hoy en día, en cualquier supermercado es común encontrar productos con leyendas como «sabor 100% natural». Esta frase, en apariencia inofensiva, conecta inmediatamente con nuestros deseos como consumidores: comer mejor, evitar químicos y sentirnos seguros con lo que consumimos. Pero, ¿qué tan cierta es esta promesa?
Aunque el término » natural» tiene una fuerte carga emocional y comercial, su uso en etiquetas no siempre es legal, ni científicamente correcto. De hecho, varias de las marcas más grandes del mundo están enfrentando demandas por publicidad engañosa. Al mismo tiempo, autoridades de salud y normas de etiquetado en países como México, Estados Unidos, la Unión Europea, Japón o Brasil están poniendo bajo la lupa esta y otras leyendas similares.

En esta ocasión, vamos a explicarte todo lo que necesitas saber sobre «sabor 100% natural»: su significado real, las diferencias normativas por país, cómo afecta la confianza del consumidor y qué consecuencias legales puede tener su uso indebido. También hablaremos del caso actual de Coca-Cola, una de las empresas más grandes del mundo, que hoy enfrenta una crisis legal por usar esta frase.
¿Qué significa realmente “sabor 100% natural”?
La leyenda «sabor 100% natural» no es solo un adorno publicitario: implica una afirmación objetiva sobre el origen, composición y procesamiento del ingrediente que otorga el sabor. Legal y técnicamente, significa que la totalidad del perfil de sabor del producto proviene exclusivamente de compuestos naturales.
¿Qué se considera «natural»?
En regulaciones técnicas, como el Codex Alimentarius y las legislaciones de países como la UE o México, se define como «natural» todo ingrediente:
- Proveniente de fuentes vegetales, animales o minerales.
- Obtenido sin transformación química intencional.
- Procesado mediante métodos físicos o mecánicos suaves, como prensado, filtrado, destilado con vapor, secado, fermentación (sin alcohol), etc.
Por tanto, para que un sabor sea 100% natural, todos sus componentes deben cumplir esos criterios.
¿Qué ingredientes descalifican esta afirmación?
No se puede usar la leyenda «sabor 100% natural» si el sabor del producto se forma, aunque sea parcialmente, con:

- Saborizantes idénticos al natural: Son moléculas químicamente idénticas a las que existen en la naturaleza, pero se sintetizan en el laboratorio.
- Saborizantes artificiales: Moléculas completamente sintéticas, no presentes en la naturaleza.
- Solventes químicos como propilenglicol o acetato de etilo, usados para extraer esencias.
- Conservadores o potenciadores del sabor (como glutamato monosódico).
- Edulcorantes artificiales (aspartame, acesulfame K) si afectan el perfil de sabor principal.
La mayoría de los consumidores no sabe esto. Para ellos, «100% natural» significa «sin químicos», pero para las normas, significa trazabilidad completa del origen natural y ausencia de intervención sintética.
En México, ¿cuándo si se puede decir «sabor 100% natural»?
México cuenta con uno de los marcos normativos más robustos de América Latina en materia de etiquetado de alimentos y bebidas, especialmente tras la reforma a la NOM-051-SCFI/SSA1-2010.
Requisitos normativos para usar la leyenda
Según las disposiciones de la NOM-051, la NOM-173 y la NOM-218:
- La información no debe inducir a error:
- Art. 4.1.3: Se prohíbe cualquier declaración falsa, equivoca o que pueda inducir a error sobre la naturaleza, origen, composición o propiedades del producto.
- Debe reflejar fielmente la formulación:
- Si un producto contiene un solo aditivo artificial que altere el sabor o la percepción del mismo, la leyenda es inválida.
- Debe haber respaldo documental técnico:
- Se debe contar con las fichas técnicas de saborizantes, certificados de naturalidad del proveedor, método de extracción y declaraciones de no uso de aditivos artificiales.
- Debe cumplir con el Reglamento de Control Sanitario y la Ley General de Salud:
- Cualquier aditivo no declarado que afecte el sabor —aunque sea en microdosis— puede invalidar la leyenda y derivar en sanciones por parte de COFEPRIS.
- La Evaluación de la Conformidad puede ser requerida:
- En muchos casos, un tercero acreditado puede realizar una evaluación para determinar si la leyenda «sabor 100% natural» esta justificada y documentada.

¿Qué ocurre si no se cumple?
- El producto puede ser inmovilizado, multado, obligado a reetiquetarse o incluso retirado del mercado.
- Si el producto es importado, puede ser rechazado por la aduana.
- En revisiones posteriores, COFEPRIS puede pedir evidencia técnica, y si no se presenta, puede abrir procedimiento sancionador.
Diferencias y similitudes con otros países
Aunque la palabra «natural» es común en marketing global, su regulación varía muchísimo entre países, y en algunos casos ni siquiera está definida legalmente, lo cual ha generado abusos, demandas y restricciones posteriores.
Estados Unidos – FDA y FTC


- La FDA no define legalmente «natural», pero ha declarado que, en general, el término se refiere a la ausencia de saborizantes artificiales, colorantes sintéticos o aditivos químicos.
- Sin embargo, se permiten saborizantes naturales extraídos con solventes químicos si provienen de una fuente natural. Por eso, muchas empresas han sido demandadas por «naturalwashing».
- La FTC ha intervenido en casos donde el término «natural» inducía al error del consumidor.
- Actualmente hay decenas de demandas colectivas activas por etiquetas que incluyen «natural flavors» o «100% natural» sin justificación.
Unión Europea – Reglamento CE 1334/2008
- Muy estricta: solo se puede usar la leyenda «sabor natural de X» si al menos el 95% del sabor proviene de X.
- Si el sabor es una mezcla de ingredientes, solo puede decir «sabor natural» sin mencionar ninguno.
- Prohíbe términos absolutos como «100% natural flavor» si no hay trazabilidad completa.
- La Comisión Europea vigila con inspecciones sistemáticas.
Canadá – CFIA
- Solo permite el término «natural» si:
- No hay aditivos sintéticos.
- El producto no ha sido modificado químicamente.
- El proceso no incluye tratamientos industriales significativos.
- Las empresas deben poder probar que el sabor y el producto no han sido alterados de ninguna forma artificial.

Brasil – ANVISA
- Clasifica los sabores en tres:
- Natural
- Idéntico al natural
- Artificial
- Para ser «natural», el sabor debe provenir 100% de fuentes naturales, sin modificación estructural ni solventes no permitidos.

Japón, China y Corea del Sur
- Muy vigilados por sus autoridades regulatorias (MHLW, SAMR, MFDS).
- En general, no se permiten afirmaciones absolutas como «100% natural» si no hay respaldo técnico exhaustivo.
- Usan esquemas de trazabilidad y registros obligatorios; sobre todo si se exporta.
El consumidor y la promesa de lo “natural”
El término «natural» activa una serie de asociaciones automáticas en la mente del consumidor:
- «Es más saludable»
- «No tiene químicos»
- «Es mejor para el medio ambiente»
- «Es artesanal o menos procesado»
Esto ocurre incluso si el consumidor no entiende técnicamente que implica. Por eso, el término «sabor 100% natural» se ha convertido en una de las herramientas más poderosas del marketing alimentario.
¿Por qué preocupa esto?
Porque cuando un término genera un sesgo positivo automático pero no está sustentando técnicamente, hablamos de una práctica engañosa que:
- Desinforma al consumidor.
- Afecta la toma de decisiones conscientes.
- Desvía la atención de los ingredientes realmente presentes.
Percepción negativa hacia aditivos y saborizantes
Muchos consumidores tienen una aversión generalizada hacia los aditivos, aunque no todos sean peligrosos. Lo que el consumidor busca no es solo seguridad alimentaria, sino también una sensación de «pureza» o «autenticidad» en lo que consume.
Etiquetas limpias como tendencia de confianza
El auge del «clean label» responde a esta demanda:
- «Sin aditivos»
- «Sin conservadores»
- «Con ingredientes que reconoces»
- «Con saborizantes naturales»
- «Sin ingredientes artificiales»
Estas afirmaciones generan confianza, pero también pueden caer en lo engañoso si no se respaldan con evidencia. Por eso es tan importante que las marcas actúen con responsabilidad.
Moda saludable o estrategia engañosa
El auge del término «natural» en etiquetas no es casualidad. Forma parte de una tendencia global en la que los consumidores buscan alimentos más sanos, sostenibles y «reales». Pero muchas veces, esa expectativa ha sido explotada por la industria alimentaria a través de una estrategia conocida como “naturalwashing”.
¿Por qué «natural» vende tanto?
El término «natural» apela el deseo colectivo de volver a lo simple:
- Lo que comían nuestros abuelos.
- Alimentos sin listas largas de ingredientes.
- Comidas sin «químicos impronunciables».
Desde juegos y snacks hasta productos de belleza, la palabra «natural» transmite seguridad, salud y confianza, aunque en muchos casos no signifique nada concreto ni legal.
¿Dónde está el problema?
Muchas marcas usan esta percepción en su beneficio:
- Productos ultraprocesados con saborizantes sintéticos comercializados como «naturales».
- Etiquetas que dicen «100% natural» pero tienen acidulantes, saborizantes industriales o edulcorantes artificiales.
- Mensajes como «como hecho en casa», «libre de químicos», «sin culpa», que no reflejan la realidad del producto.
Esto crea una zona gris entre lo permitido y lo engañoso, especialmente cuando la regulación del término es ambigua (como ocurre en EE.UU.).
Consecuencias de una estrategia engañosa
- Riesgos legales: como se verá con Coca-Cola, los consumidores y autoridades están empezando a actuar como esta práctica.
- Pérdida de confianza: los consumidores se vuelven más escépticos y menos leales.
- Rechazo comercial: cadenas de supermercados, plataformas digitales y países importadores pueden rechazar productos con etiquetas engañosas.
Lo que fue una ventaja competitiva en el marketing de alimentos, hoy se está convirtiendo en un riesgo regulatorio y reputacional si no se maneja con responsabilidad.
El caso Coca-Cola: demanda por «100% Natural Flavors»

Uno de los ejemplos más ilustrativos de los peligros del «naturalwashing» es el caso legal que enfrenta Coca-Cola en Estados Unidos, especialmente en California, por sus productos Sprite y Fanta.
¿Qué se reclama?
Una demanda colectiva presentada en mayo de 2025 alega que:
- Coca-Cola etiquetó sus productos como «100% Natural Flavors».
- Pero los ingredientes incluyen ácido cítrico industrial, aspartame, acesulfame K, citrato de sodio y benzoato de potasio, todos de origen sintético o procesado.
- Estos compuestos modifican el sabor del producto, por lo que la leyenda «natural» sería engañosa según la FDA y las leyes estatales.
Leyes presuntamente violadas
La empresa fue acusada de violar:
- La Ley de Competencia Desleal de California.
- La Ley de Publicidad Falsa.
- La Ley Sherman sobre Alimentos y Medicamentos.
- La Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos (FDCA).
- Incumplimiento de garantía al consumidor.
La demanda también alega que Coca-Cola obtuvo beneficios económicos injustos al posicionarse como una alternativa «más saludable» que otras bebidas carbonatadas.
La verdadera pregunta es: ¿Por qué importa esto?
- Coca-Cola podría verse obligada a cambiar su etiquetado, pagar indemnizaciones y enfrentar pérdida de valor reputacional.
- Sienta un precedente para otros países sobre cómo actuar frente al uso engañoso de «natural».
- Puede cambiar las reglas de etiquetado a nivel global, como ya ha pasado con los sellos frontales de advertencia.

Este caso es apenas uno entre muchos: Evian, Fiji Water, PepsiCo y Danone también enfrentan demandas por publicidad engañosa relacionada con afirmaciones como «puro», «sostenible» o «natural», mientras sus productos contienen microplásticos, BPA o ingredientes industrializados.
¿Cuándo sí se puede usar «sabor 100% natural»?
Usar la leyenda «sabor 100% natural» no esta prohibido por is misma, pero sólo se puede emplear si se cumplen con todos los criterios regulatorios, técnicos y de transparencia.
Requisitos clave para un uso legal y legítimo
- Origen 100% natural de los saborizantes:
- Extraídos de plantas, frutas, especias o ingredientes animales.
- Sin síntesis química ni transformación molecular.
- Ausencia total de aditivos artificiales o sintéticos:
- No puede haber edulcorantes, conservadores, colorantes o potenciadores del sabor artificiales.
- Proceso de obtención no químico:
- Permitidos: prensado, extracción con vapor, fermentación natural, secado.
- No permitidos: disolventes sintéticos, tratamientos con ácido o bases.
- Respaldo documental:
- Fichas técnicas, certificados de proveedor, método de extracción, declaración de aditivos.
- Debe poder presentarse en caso de revisión de COFEPRIS, FDA u otra autoridad.
- Concordancia con etiquetado:
- El listado de ingredientes debe ser coherente con la afirmación de “100% natural”.
- No basta con que el sabor lo sea si el resto del producto tiene componentes artificiales.
Ejemplos de productos donde podría usarse legalmente
- Agua mineral con aceite esencial de limón extraído por prensado en frío.
- Té en polvo con sabor a menta obtenido 100% de hoja seca y sin aditivos.
- Galletas artesanales que usan esencia natural de vainilla extraída con alcohol alimentario.
¿Cuándo evitarlo?
- Cuando usas saborizantes “idénticos al natural”.
- Si agregas aspartame, benzoato, ácido cítrico industrial o cualquier ingrediente no declarado como natural.
- Cuando el consumidor podría interpretar el mensaje como algo que no es, aunque técnicamente pudiera justificarse.
Lo natural como tendencia (cuando es real)
La preferencia por alimentos “naturales” no es una moda superficial: se ha consolidado como una megatendencia global impulsada por la preocupación por la salud, el bienestar y el medio ambiente. A raíz de la pandemia y del acceso cada vez más amplio a información sobre nutrición, los consumidores han desarrollado una mayor conciencia sobre lo que consumen. No se trata solo de evitar calorías vacías o ingredientes dañinos, sino de adoptar estilos de vida más integrales, donde los productos que se eligen —y cómo se producen— reflejan valores personales.

Datos clave
Según estudios de Innova Market Insights
- El 62% de los consumidores globales afirman que elegir alimentos naturales es la mejor forma de llevar una dieta saludable.
- El 60% dice que las “etiquetas limpias” influyen significativamente en sus decisiones de compra.
- El 43% ha adoptado hábitos de alimentación más saludables en el último año.
- Ingredientes como proteína vegetal, fibra, omega-3, prebióticos, adaptógenos, setas funcionales y algas están en auge.
De hecho, cerca de la mitad de las personas consultadas afirma que prefiere comer en casa porque les permite tener más control sobre los ingredientes y la calidad de los alimentos, lo cual ha impulsado una tendencia paralela: la cocina casera con ingredientes frescos y mínimamente procesados.
¿Qué buscan los consumidores?
- Ingredientes conocidos, simples y sin números E.
- Transparencia: trazabilidad del origen.
- Procesos honestos: sin “química escondida”.
- Productos con beneficios funcionales y sin contradicciones.
¿Qué hacen las marcas?
En respuesta a esta demanda, las marcas están apostando cada vez más por reformulaciones que priorizan ingredientes funcionales y naturales, como proteínas vegetales, fibras, adaptógenos, omega-3, setas funcionales y algas marinas. No solo se trata de ingredientes de moda: muchos de ellos vienen acompañados de estudios clínicos, beneficios nutricionales comprobados y una percepción positiva sobre su origen. En este contexto, “lo natural” no es solo un adjetivo que vende, sino una propuesta de valor que debe estar respaldada por transparencia, sostenibilidad y evidencia técnica.
El desafío, por tanto, no es usar el término “natural”, sino hacerlo con responsabilidad. Las marcas que destacan en este nuevo paradigma son aquellas que no solo declaran lo natural en la etiqueta, sino que también lo demuestran en sus ingredientes, procesos y comunicación honesta. En un mundo saturado de mensajes de marketing, las empresas que optan por la autenticidad están construyendo relaciones más sólidas y duraderas con sus consumidores.
No todo lo que dice “natural” es bueno… ni legal
El término “natural” ha dejado de ser una simple palabra decorativa para convertirse en un símbolo de confianza, salud y calidad. En un entorno donde los consumidores exigen más transparencia, donde las decisiones de compra se basan cada vez más en valores y no solo en precio, y donde las regulaciones se están endureciendo en todo el mundo, el uso de leyendas como “sabor 100% natural” representa una promesa poderosa… pero también un riesgo.
Este análisis revela una verdad incómoda: en muchos casos, lo que se presenta como “natural” no lo es ni técnica ni legalmente. La industria alimentaria ha aprovechado durante años las lagunas regulatorias y la ambigüedad del lenguaje para posicionar productos ultraprocesados como opciones más saludables de lo que realmente son. Pero los tiempos están cambiando. La presión regulatoria, las demandas colectivas, la vigilancia de autoridades como COFEPRIS, FDA, ANVISA o la Comisión Europea, y la creciente educación del consumidor están llevando a un nuevo estándar de exigencia.

En este nuevo contexto, no basta con “aparentar” ser natural. Las empresas deben demostrarlo con evidencia técnica, cumplir con las normas de etiquetado nacionales e internacionales y, sobre todo, ser honestas con sus consumidores. Una estrategia de marketing basada en lo natural puede ser muy efectiva, pero si no está respaldada, puede convertirse en un boomerang reputacional, legal y financiero.
Por otro lado, también es necesario reeducar al consumidor. “Natural” no siempre significa saludable, ni “procesado” es automáticamente negativo. Hay productos naturales con alto contenido calórico o sin valor nutricional, y hay productos mínimamente procesados que conservan todos sus beneficios. La clave está en la información clara, la trazabilidad y el equilibrio.
En resumen: usar la leyenda “sabor 100% natural” es posible, sí, pero solo si realmente se cumple. No se trata de renunciar al marketing, sino de alinearlo con la verdad, la normatividad y la ciencia. Quienes logren esa coherencia serán las marcas que se posicionen como líderes en la nueva era del consumo consciente.
¿Qué opinas tú de los productos que usan la palabra “natural”? ¿Confías en ellos o te generan duda?
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